Has tocado uno de los temas sensibles de nuestra época, me parece. Me alegra saber que hay más personas que lo ven igual que yo, que son conscientes de esa carrera interminable por «hacer», como si la vida consistiese solamente en cumplir objetivos, incluso los más banales o ridículos.
Desde mi punto de vista, uno de los problemas es la depauperización del concepto de «ocio», que debería ser relajante, azaroso, tranquilo y vital; sin embargo, la pulsión por conseguir logros, por cumplir metas, por perseguir objetivos, hace que nos tomemos el tiempo libre como una extensión del tiempo de trabajo, por lo que acabamos tratando de aprovecharlo como si formase parte de nuestra vida laboral.
Reconozco que, a veces, me pasa cuando escribo las newsletter: lo tomo como si fuese una obligación (fecha de entrega, temas interesantes, número de palabras) y me cuesta «cambiar el chip» para reenfocar la mirada y contemplarlo como lo que es: una diversión, un placer, no un compromiso.
Sobre todo, pienso que deberíamos ser más conscientes de esos momentos de ocio. Al igual que prestamos atención a nuestras labores profesionales (o eso se espera…), también deberíamos disfrutar al cien por cien del tiempo libre: un paseo, una película, un libro, un concierto… En muchos casos estamos más pendientes de contarlo o de «aprovecharlo», pero no de vivirlo. Quizá ese es un punto fundamental para dejar de extraer productividad de todo.
Ese segundo párrafo que comentas era lo que me decía una de las personas a las que yo le comentaba que tenía la sensación de que siempre está pasando algo. Decía esta persona que todo se había convertido en una obligación, incluso aquellas cosas que hacía en principio por gusto, como nosotros con la newsletter. Yo intento que no me "coma" la obligación autoimpuesta de publicar cada domingo, pero es verdad que hay semanas que se puede hacer un poco cuesta arriba.
Y sí, lo del concepto de ocio útil es terrible, creo que lo hemos hablado algunas veces, y es un tema al que le doy mil vueltas. Pienso también en lo importante que es lo que tenemos a nuestro alrededor, porque con mi pareja actual me puedo permitir hacer cosas "porque sí", "porque parecen divertidas"; pero imagino que la mayoría vive en esa vorágine de hacer cosas porque el mundo a su alrededor es así... Una pena, pero es importante ser consciente y avanzar por ahí :)
Buenísimo! Esperar, sin más, mientras el vaso gira durante un minuto casi nunca es una opción. Tengo una hija que cuenta las vueltas que da su taza. Es una experta en mindfullness.. 😂
No hay duda de que la vida parece acelerarse cada día y todos somos más impacientes. El microondas (y otros inventos) se publicitaban en su momento como dispositivos que nos regalarían tiempo, pero curiosamente, no es la experiencia de nadie. Terminamos por querer aprovechar “incluso” ese minuto de espera.
Diría que ese es mi propósito de este año: hacer menos cosas a la vez y disfrutarlas más. Por suerte, atravieso un periodo en el que los acontecimientos a mi alrededor son más escasos. Aunque confieso que, a veces, lo encuentro monótono. No sé si recomendártelo.
En lo que respecta al mircroondas: soy demasiado despistada para ponerme a hacer otra cosa. Si no permanezco atenta a su cuenta atrás, soy capaz de olvidar lo que quiera que pretendiese calentar hasta el día siguiente.
Yo he tenido alguna época muy monótona, al final son las más productivas en lo personal, pero entiendo que no sea del todo recomendable cuando se repite demasiado ;)
Muy interesante, porque de algo trivial como el minuto del microondas has sabido sacar un tema mucho más importante: el hacer varias cosas a la vez. Yo procuro centrarme: no me gusta, por ejemplo, ver la tele mientras veo el móvil. Pero el minuto y medio del microondas (a mí me gusta el café más caliente) lo aprovecho para poner el pan en el tostador o llevar la cucharilla a la mesa donde me tomo el café. Gracias por escribir.
Muchas gracias por contestar, Joaquín. Creo que hay muchas cosas trascendentes que se pueden ver en cosas rutinarias o banales, así que me alegra haber sido capaz de reflejarlo.
Hasta que no leo una newsletter como la tuya de hoy, no termino de ser consciente del problema o cuestión que relatas. Es decir, a mi alrededor es la tónica habitual, tal como comentas: hacer varias actividades al mismo tiempo, no despegarse del móvil, que estén ocurriendo cosas nuevas siempre, etc. Pero en mi caso, porque soy así de fábrica o por disciplina, no lo sé, no me encuentro en esa vorágine. Sí tengo días o momentos en los que mi cabeza está a mil revoluciones, mantengo un soliloquio agotador y ando a mil cosas al mismo tiempo. Pero desde hace años, eso cada vez se da con menor frecuencia y, es más, cuando se da me sirve de alarma; de decirme "para Cuca, ¿qué está ocurriendo?".
El monólogo interior puede ser muy beneficioso, pero tiene su cara oscura. Hace poco me leí Cháchara: por qué es tan importante la voz en tu cabeza y cómo sacarle partido, de Ethan Kross. Ha sido una grata lectura y muy enriquecedora en lo personal y en lo profesional. Desde la psicología experiemental y la neurociencia explica qué ocurre en nuestra cabeza y qué podemos hacer para no ser nuestros peores enemigos.
Gracias, Lara. Siempre es reconfortante leerte y saber de tu realidad.
Yo a veces no termino de ser consciente de las cosas hasta que termino de escribirlas. Esto de estar pendiente del móvil nunca ha sido muy parte de mí, aunque si lo de hacer mil cosas a la vez, ahí es donde va mi trabajo personal estos meses :)
No he leído Chácara pero suena interesante, me lo apunto para cotillearlo, que la neurociencia siempre me parece fantástica.
A veces es difícil de explicar, pero incluso los que no tenemos un monólogo interior, también podemos tener la cabeza a 100. En mi caso, la actividad interna de la mente suele estar relacionado con lo tranquilo que esté: cuanto más estrés, más pensamientos e ideas agolpándose en la cabeza.
A nivel particular, yo soy muy de multitasking. Escucho música casi de forma continua (aunque a veces cuando leo algunas cosas necesito pararla), y tengo el móvil casi siempre cerca. La única excepción es cuando estoy en compañía de otras personas. En esos momentos intento dejar el móvil de lado y no utilizarlo, e incluso si la conversación lleva a buscar un restaurante o a chequear cualquier hecho para zanjar una conversación, lo uso exclusivamente para eso, ignorando llamadas o notificaciones.
Y bueno, a la pregunta del microondas, suelo gastar ese tiempo en echar un ojo a alguna red social o incluso echarme un minijuego en el móvil de esos que duran tres minutos. Un minuto para calentar la leche es poquísimo!
Ya solo el prestar atención a alguien un buen rato sin mirar el móvil es un acto consciente estos días, eh. No vas tan mal ;) Yo soy muy de multitasking de forma natural, pero me gustaría serlo un poco menos, la verad.
Lo de la leche es manía pura, hay pocas cosas que aguante muy caliente y me ayuda a lo de las cuerdas vocales. Pero 3 minutos es mucho!
Muy interesante la entrada de hoy. Comparto tu preocupación, yo siempre tengo(tenía) la cabeza a mil y últimamente estoy intentando bajar revoluciones y centrarme en una única cosa. Pero noto que ya no siempre se me ocurren las ideas para mis postales ja ja ja
Ay, es verdad que cuando el cerebro va revolucionado vienen un montón de ideas, encontrar el equilibrio es complicado. Yo también llevo unas cuantas semanas en las que las ideas vienen muy de a poquitos...
Guau, me ha encantado lo del minuto del microondas. Bonita manera de explicar lo que nos está sucediendo con todos esos estímulos que "permitimos" que entren cada segundo o cada minuto en nuestro hacer del día a dia. Hace tiempo que procuro cambiar el «no tengo tiempo» por "voy a ver si me interesa realmente priorizarlo sobre mi lista de prioridades (ya agendadas)". Es difícil, pero al final te das cuenta que no es cuestión de tiempo sino de prioridades. ¡Me apunto el libro! Gracias por compartir parte de tus monólogos interiores mientras esperas a algo ;)
Me pasa igual. Dejé de trabajar hace poco, en una startup muy "dinámica", una forma de decir que estaba todo el día con un ojo en mi trabajo y con el otro en el chat de la empresa, atento a reaccionar a cualquier urgencia (justificada o no). Ahora estoy trabajando lentamente por recuperar mi capacidad de concentrarme, pero es difícil, y me preocupa que no haya vuelta atrás.
Hola, Lara! Esto te va a sonar marciano, pero ahí va. Nosotros estamos probando desde hace unos meses una terapia que se llama Sistemas de la Familia Interna, IFS. Desde este enfoque, las voces en nuestra cabeza son "partes" de nosotros. Nuestra personalidad no es unitaria sino múltiple, esa es la naturaleza de la mente. Generalmente las partes que saltan de una cosa a otra intentando ayudarnos, darnos ideas, preocupándose de cosas... son nuestros "mánagers", que intentan optimizar nuestra vida para protegernos y que todo esté en orden. Son necesarios estos mánagers para la vida, pero para muchos de nosotros ocupan demasiado espacio, están todo el rato con su cháchara interminable y no nos permiten disfrutar. Antes me frustraba con esas voces cuando aparecían mientras intentaba contemplar un atardecer o meditar, pero ahora que las conozco mejor y tengo relación con ellas, sé que buscan mi bien, etc. lo que hago es pedirles un poco de espacio para poder estar en mi Ser. El Ser es el que es capaz de estar presente mirando cómo gira el vaso en el microondas como si fuera algo fascinante, maravilloso. Ser consciente de mis partes, mejorar mi relación con ellas y descargarlas de ciertos traumas y creencias del pasado está suponiendo toda una revolución. En la próxima newsletter hablaremos de ello un poco más, por si te interesa. Un abrazo 🤗 M.
eso sensación tengo yo también . . y también pienso en la gente con vidas más aceleradas llenas de más compromisos y movimiento y me pregunto cómo lo harán...
yo adoro la rutina, saber que me voy a poder organizar y que mi cabeza va a estar más o menos tranquila . . este último mes no ha sido así y estoy cansada
tengo ahora un proyecto y pienso si merece la pena meterme en él (aunque ya me he puesto en marcha), porque en parte me va a alterar esta calma . . implica más trajín y sé que eso no me gusta,
pero veremos... a veces las cosas te sorprenden...
Has tocado uno de los temas sensibles de nuestra época, me parece. Me alegra saber que hay más personas que lo ven igual que yo, que son conscientes de esa carrera interminable por «hacer», como si la vida consistiese solamente en cumplir objetivos, incluso los más banales o ridículos.
Desde mi punto de vista, uno de los problemas es la depauperización del concepto de «ocio», que debería ser relajante, azaroso, tranquilo y vital; sin embargo, la pulsión por conseguir logros, por cumplir metas, por perseguir objetivos, hace que nos tomemos el tiempo libre como una extensión del tiempo de trabajo, por lo que acabamos tratando de aprovecharlo como si formase parte de nuestra vida laboral.
Reconozco que, a veces, me pasa cuando escribo las newsletter: lo tomo como si fuese una obligación (fecha de entrega, temas interesantes, número de palabras) y me cuesta «cambiar el chip» para reenfocar la mirada y contemplarlo como lo que es: una diversión, un placer, no un compromiso.
Sobre todo, pienso que deberíamos ser más conscientes de esos momentos de ocio. Al igual que prestamos atención a nuestras labores profesionales (o eso se espera…), también deberíamos disfrutar al cien por cien del tiempo libre: un paseo, una película, un libro, un concierto… En muchos casos estamos más pendientes de contarlo o de «aprovecharlo», pero no de vivirlo. Quizá ese es un punto fundamental para dejar de extraer productividad de todo.
Ese segundo párrafo que comentas era lo que me decía una de las personas a las que yo le comentaba que tenía la sensación de que siempre está pasando algo. Decía esta persona que todo se había convertido en una obligación, incluso aquellas cosas que hacía en principio por gusto, como nosotros con la newsletter. Yo intento que no me "coma" la obligación autoimpuesta de publicar cada domingo, pero es verdad que hay semanas que se puede hacer un poco cuesta arriba.
Y sí, lo del concepto de ocio útil es terrible, creo que lo hemos hablado algunas veces, y es un tema al que le doy mil vueltas. Pienso también en lo importante que es lo que tenemos a nuestro alrededor, porque con mi pareja actual me puedo permitir hacer cosas "porque sí", "porque parecen divertidas"; pero imagino que la mayoría vive en esa vorágine de hacer cosas porque el mundo a su alrededor es así... Una pena, pero es importante ser consciente y avanzar por ahí :)
Buenísimo! Esperar, sin más, mientras el vaso gira durante un minuto casi nunca es una opción. Tengo una hija que cuenta las vueltas que da su taza. Es una experta en mindfullness.. 😂
Tu hija apunta alto! Voy a ver si consigo contar las vueltas un día :D Mil gracias por comentar.
Es un placer leerte, Lara.
No hay duda de que la vida parece acelerarse cada día y todos somos más impacientes. El microondas (y otros inventos) se publicitaban en su momento como dispositivos que nos regalarían tiempo, pero curiosamente, no es la experiencia de nadie. Terminamos por querer aprovechar “incluso” ese minuto de espera.
Nunca hay suficiente tiempo, igual que nunca hay suficiente dinero, ni suficiente de lo que sea. Al final el ser humano es cómo es :)
Diría que ese es mi propósito de este año: hacer menos cosas a la vez y disfrutarlas más. Por suerte, atravieso un periodo en el que los acontecimientos a mi alrededor son más escasos. Aunque confieso que, a veces, lo encuentro monótono. No sé si recomendártelo.
En lo que respecta al mircroondas: soy demasiado despistada para ponerme a hacer otra cosa. Si no permanezco atenta a su cuenta atrás, soy capaz de olvidar lo que quiera que pretendiese calentar hasta el día siguiente.
Yo he tenido alguna época muy monótona, al final son las más productivas en lo personal, pero entiendo que no sea del todo recomendable cuando se repite demasiado ;)
¡Gracias por comentar!
Muy interesante, porque de algo trivial como el minuto del microondas has sabido sacar un tema mucho más importante: el hacer varias cosas a la vez. Yo procuro centrarme: no me gusta, por ejemplo, ver la tele mientras veo el móvil. Pero el minuto y medio del microondas (a mí me gusta el café más caliente) lo aprovecho para poner el pan en el tostador o llevar la cucharilla a la mesa donde me tomo el café. Gracias por escribir.
Muchas gracias por contestar, Joaquín. Creo que hay muchas cosas trascendentes que se pueden ver en cosas rutinarias o banales, así que me alegra haber sido capaz de reflejarlo.
Hasta que no leo una newsletter como la tuya de hoy, no termino de ser consciente del problema o cuestión que relatas. Es decir, a mi alrededor es la tónica habitual, tal como comentas: hacer varias actividades al mismo tiempo, no despegarse del móvil, que estén ocurriendo cosas nuevas siempre, etc. Pero en mi caso, porque soy así de fábrica o por disciplina, no lo sé, no me encuentro en esa vorágine. Sí tengo días o momentos en los que mi cabeza está a mil revoluciones, mantengo un soliloquio agotador y ando a mil cosas al mismo tiempo. Pero desde hace años, eso cada vez se da con menor frecuencia y, es más, cuando se da me sirve de alarma; de decirme "para Cuca, ¿qué está ocurriendo?".
El monólogo interior puede ser muy beneficioso, pero tiene su cara oscura. Hace poco me leí Cháchara: por qué es tan importante la voz en tu cabeza y cómo sacarle partido, de Ethan Kross. Ha sido una grata lectura y muy enriquecedora en lo personal y en lo profesional. Desde la psicología experiemental y la neurociencia explica qué ocurre en nuestra cabeza y qué podemos hacer para no ser nuestros peores enemigos.
Gracias, Lara. Siempre es reconfortante leerte y saber de tu realidad.
Yo a veces no termino de ser consciente de las cosas hasta que termino de escribirlas. Esto de estar pendiente del móvil nunca ha sido muy parte de mí, aunque si lo de hacer mil cosas a la vez, ahí es donde va mi trabajo personal estos meses :)
No he leído Chácara pero suena interesante, me lo apunto para cotillearlo, que la neurociencia siempre me parece fantástica.
¡Gracias a ti por el apoyo! <3
A veces es difícil de explicar, pero incluso los que no tenemos un monólogo interior, también podemos tener la cabeza a 100. En mi caso, la actividad interna de la mente suele estar relacionado con lo tranquilo que esté: cuanto más estrés, más pensamientos e ideas agolpándose en la cabeza.
A nivel particular, yo soy muy de multitasking. Escucho música casi de forma continua (aunque a veces cuando leo algunas cosas necesito pararla), y tengo el móvil casi siempre cerca. La única excepción es cuando estoy en compañía de otras personas. En esos momentos intento dejar el móvil de lado y no utilizarlo, e incluso si la conversación lleva a buscar un restaurante o a chequear cualquier hecho para zanjar una conversación, lo uso exclusivamente para eso, ignorando llamadas o notificaciones.
Y bueno, a la pregunta del microondas, suelo gastar ese tiempo en echar un ojo a alguna red social o incluso echarme un minijuego en el móvil de esos que duran tres minutos. Un minuto para calentar la leche es poquísimo!
Ya solo el prestar atención a alguien un buen rato sin mirar el móvil es un acto consciente estos días, eh. No vas tan mal ;) Yo soy muy de multitasking de forma natural, pero me gustaría serlo un poco menos, la verad.
Lo de la leche es manía pura, hay pocas cosas que aguante muy caliente y me ayuda a lo de las cuerdas vocales. Pero 3 minutos es mucho!
También sospecho que la cantidad de leche no es la misma. Si me pongo a calentar leche, es porque va un señor tazón, jaja.
Muy interesante la entrada de hoy. Comparto tu preocupación, yo siempre tengo(tenía) la cabeza a mil y últimamente estoy intentando bajar revoluciones y centrarme en una única cosa. Pero noto que ya no siempre se me ocurren las ideas para mis postales ja ja ja
PD: Yo no tengo microondas .
Ay, es verdad que cuando el cerebro va revolucionado vienen un montón de ideas, encontrar el equilibrio es complicado. Yo también llevo unas cuantas semanas en las que las ideas vienen muy de a poquitos...
pero también es bueno esa pausa... :)
Guau, me ha encantado lo del minuto del microondas. Bonita manera de explicar lo que nos está sucediendo con todos esos estímulos que "permitimos" que entren cada segundo o cada minuto en nuestro hacer del día a dia. Hace tiempo que procuro cambiar el «no tengo tiempo» por "voy a ver si me interesa realmente priorizarlo sobre mi lista de prioridades (ya agendadas)". Es difícil, pero al final te das cuenta que no es cuestión de tiempo sino de prioridades. ¡Me apunto el libro! Gracias por compartir parte de tus monólogos interiores mientras esperas a algo ;)
Me pasa igual. Dejé de trabajar hace poco, en una startup muy "dinámica", una forma de decir que estaba todo el día con un ojo en mi trabajo y con el otro en el chat de la empresa, atento a reaccionar a cualquier urgencia (justificada o no). Ahora estoy trabajando lentamente por recuperar mi capacidad de concentrarme, pero es difícil, y me preocupa que no haya vuelta atrás.
Hola, Lara! Esto te va a sonar marciano, pero ahí va. Nosotros estamos probando desde hace unos meses una terapia que se llama Sistemas de la Familia Interna, IFS. Desde este enfoque, las voces en nuestra cabeza son "partes" de nosotros. Nuestra personalidad no es unitaria sino múltiple, esa es la naturaleza de la mente. Generalmente las partes que saltan de una cosa a otra intentando ayudarnos, darnos ideas, preocupándose de cosas... son nuestros "mánagers", que intentan optimizar nuestra vida para protegernos y que todo esté en orden. Son necesarios estos mánagers para la vida, pero para muchos de nosotros ocupan demasiado espacio, están todo el rato con su cháchara interminable y no nos permiten disfrutar. Antes me frustraba con esas voces cuando aparecían mientras intentaba contemplar un atardecer o meditar, pero ahora que las conozco mejor y tengo relación con ellas, sé que buscan mi bien, etc. lo que hago es pedirles un poco de espacio para poder estar en mi Ser. El Ser es el que es capaz de estar presente mirando cómo gira el vaso en el microondas como si fuera algo fascinante, maravilloso. Ser consciente de mis partes, mejorar mi relación con ellas y descargarlas de ciertos traumas y creencias del pasado está suponiendo toda una revolución. En la próxima newsletter hablaremos de ello un poco más, por si te interesa. Un abrazo 🤗 M.
eso sensación tengo yo también . . y también pienso en la gente con vidas más aceleradas llenas de más compromisos y movimiento y me pregunto cómo lo harán...
yo adoro la rutina, saber que me voy a poder organizar y que mi cabeza va a estar más o menos tranquila . . este último mes no ha sido así y estoy cansada
tengo ahora un proyecto y pienso si merece la pena meterme en él (aunque ya me he puesto en marcha), porque en parte me va a alterar esta calma . . implica más trajín y sé que eso no me gusta,
pero veremos... a veces las cosas te sorprenden...