En medio de varias calles grises que se cruzan en la ciudad de Espoo, Finlandia, muy cerca del mar se sitúa una casa aterrizada. No es una casa cualquiera, al menos no para un humano, tiene forma de platillo volante y su color amarillo llama la atención desde el cielo, y se encuentra, como quien dice, en el patio de atrás del WeeGee Exhibition Centre. Es el sueño hecho realidad de cualquiera que se ha tomado un café en algún bar de mala muerte cerca del Área 51 estadounidense.
Lo peculiar de esta casa es que, a pesar de encontrarse en un museo de arte moderno, no fue concebida inicialmente como una obra de arte y que, precisamente por no ser la única fabricada, ha tenido una historia que va desde mediados de los años 60 hasta nuestros días. En 1965 Matti Suuronen fue elegido para construir una cabaña para esquiadores que pudiera «calentarse rápido y fácil de construir en terrenos escarpados»1. El diseño sufriría varios cambios en los siguientes años, sobre todo para acomodar todos los climas posibles en una casa que pretendía ser casi portátil.
A finales de marzo de 1968 el prototipo aún sin nombre, pero que sería conocido más adelante como la Futuro 0002, se presentó en las instalaciones de la empresa constructora. Este prototipo y todas las casas que se construyeron después tenían una misma base, una esfera de 8 metros de diámetro formada por grandes paneles de fibra de vidrio recubiertos de plástico y que podían ensamblarse en sólo un par de días. Pensad en IKEA; pero a lo grande. El interior era escueto, pero adaptado a su finalidad: una estufa en el centro, un baño, una pequeña cocina y ocho asientos reclinables hasta convertirse en camas. Se asentaba en tres patas y se accedía por una escotilla con escaleras digna de las películas de extraterrestres del momento.
El hombre llegaría a la luna solo un año después y esta era la época de la fascinación por los OVNIs y por el estilo futurista. Esta no fue, ni es, la única casa en construirse a imagen y semejanza de lo que se creía que debía ser una nave extraterrestre, pero si fue la que casi consiguió construirse a gran escala. El prototipo era blanco, pero la cabina 001, de color amarillo, se construiría poco después y se regaló, junto con un terreno a orillas de un lago, a Matti Kuusla, conocido actor y guionista de la época en Finlandia. Y ahí llegó la prensa, y los comentarios a favor, y en contra, y las amenazas de los vecinos de destruir la casa. Por suerte, todo quedó en palabras y la Futuro 001 sería cedida por Kuusla en 2011 para el museo WeeGee. Este OVNI amarillo es el mejor conservado y que más fácilmente se puede visitar hoy en día, pero no es el único.
Entre diversas ferias de arte en 1968 y 1969, y bajo la mirada atenta de miles de visitantes, los contratos se sucedieron y la constructora comenzó a fabricar otros prototipos, como la Venturo, dentro de un pack de casas y otras construcciones portátiles de plástico en una línea conocida como Casa Finlandia3. En 1973 se habían vendido licencias de la Futuro a 25 países, España incluida, aunque sólo se empezaron a construir en 10 de ellos y aquí no tuvimos esa suerte. En Finlandia se construirían unas 20 que se venderían en su mayoría al extranjero hasta 1978, año en que se paralizó la construcción. Varias cuestiones hicieron que la Futuro fuera un fracaso comercial: la crisis de petróleo de 1973 hizo que el precio de la construcción subiera significativamente, razón por la que esas 25 licencias no llegaron a buen puerto. Tras varios intentos de llegar a acuerdos con la URSS, esta finalmente tampoco construiría ninguna. El proyecto finalizó con menos de 100 Futuro repartidas a lo largo del mundo. Y aquí es donde entran los años 90.
En esta década volvió el fenómeno OVNI y con ello el resurgimiento de todo lo que había sido el futurismo en los años 50 y 60. La Futuro fue redescubierta y poco a poco convertida en un objeto de arte moderno. En 1998 se estrenó en Helsinki Futuro – A New Stance for Tomorrow que documentaba la historia de las Futuro y que dio vueltas por varios festivales de cine. La era de internet contribuyó a la popularización del proyecto y a la búsqueda de todas esas casas construidas y, por desgracia, en su mayoría abandonadas. La web Futuro House recoge, con información, historia, fotografías y localizaciones, el estado de 64 casas Futuro localizadas hasta la fecha. Podréis observar que muchas se encuentran en estado de abandono, pero otras, gracias a los esfuerzos de gente tan apasionada de este tema como yo, pero con mucho más dinero, se han reformado y se mantienen activas como exhibición e incluso como vivienda.
Supe de toda esta historia en algún momento del año pasado y recientemente pude hacerme con el pack libro y DVD que recoge toda la historia conocida de las Futuro y mi fascinación creció exponencialmente. Cada Futuro tiene su historia, porque fue muy complicado que existieran en primer lugar, pero hay algunas que me han llamado especialmente la atención, como la que vivió en España. En los 70 unos músicos finlandeses transportaron una Futuro a Mallorca y tras unas décadas en las que no queda claro que fue de su vida se descubrió en otro patio trasero, en este caso en el de unos ingleses, en 2014. Un artista local intentó hacerse con ella, pero los propietarios la acabaron vendiendo por 50 000 euros y esta trasladada a Francia. Podéis ver toda su historia y fotografías de su interior aquí.
Por alguna razón las Futuro tuvieron un éxito relevante en Asia y Oceanía. El país con más Futuro documentadas hasta la fecha es Nueva Zelanda que acoge, que se sepa, 7 casas en la isla norte y 5 en la isla sur, y Australia no se queda atrás. Pero si hay que mencionar un país es Taiwan, hogar de la única villa de casas Futuro y Venturo conocida. Construida como un resort de vacaciones a principios de los 70 fue abandonada sólo unos pocos años después. Se había construido delante de un cementerio y, por si esto fuera poco, no soportaban las altas temperaturas del verano. Sin embargo, hay algunas Venturo habitadas, como podréis ver en este vídeo.
No soy rica, así que no me veréis comprar y restaurar ninguna Futuro en los próximos años, pero hay varias de ellas que se me antojan visitables, incluidas dos en Japón y la que permite estancias en Somerset, Reino Unido, que cuenta con su propia cuenta de Instagram. Eso sin contar, claro está, que la visita al WeeGee Exhibition Centre ya está planeada. Sería imposible entrar ahora en lo que supuso la moda futurista a mediados de siglo, aunque es un tema interesante que quizá surja en otra entrada y que tiene un buen capítulo en el libro que os mencionaba. El futuro no ha sido como el arquitecto y los constructores de las Futuro creían, pero es un lugar en el que una persona aleatoria de España puede aprender toda la historia de un proyecto finlandés semifracasado. Nos tendremos que conformar con esto.
Taanila, M. y Home, M. (2002). From snowy slopes to the foor of minarets — The Futuro’s journey from Finnish ski cabin to international art icon. FUTURO. Tomorrow’s House from Yesterday (pp. 12). Toimittaneet Marko Home & Mika Taanila.
En español en el original.
En español en el original.
Te gustará saber que casi todas las proto-casas del futuro beben de la Casa Dymaxion que diseñó Buckminster Fuller en los años 30. Lástima que su idea fuese demasiado moderna para la tecnología de entonces. Me parecen una preciosidad.