Un martes cualquiera (63): A qué suena el color
La tecnología al servicio de la imaginación
Algo que ocurre cuando tienes una serie de temas fetiche sobre los que investigas con frecuencia en Internet, es que el algoritmo y las cookies dan paso a que aparezcan publicaciones en tu pantalla cada vez que alguien une esos temas. Esto fue lo que sucedió hace unos días cuando Instagram me sugirió una publicación en la que una artista grababa el proceso de pintura de un pequeño cuadro a la vez que utilizaba un dispositivo de Playtronica creando sonidos en el acto de pintar. Esto ha generado, como era de esperar, otro viaje mental sobre la relación entre color y sonido. Pero primero veamos el vídeo:
Algunos habréis descubierto el truco. Es una representación, un what if como les gusta llamarlo ahora, pero no la realidad, no es lo que escucharía un perro o un gato, ni lo que escucharíamos nosotros de ser capaces de captar más frecuencias. En los comentarios veréis a personas que, claramente, saben explicar mejor que yo, que no soy de ciencias, lo que sucede. Pero, en esencia, a través del dispositivo se han captado las vibraciones capaces de emitir sonido utilizando el agua de base como conductor eléctrico y las han trasladado a notas predeterminadas en software. Podían haber sonado de forma totalmente diferente de elegir otro lenguaje de salida (por así decirlo). «¿Entonces la pintura no suena?» Bueno, más allá del golpe de un brocha sobre el lienzo no, aunque está la cuestión del ruido y la frecuencia de los colores.
La intriga sobre si las cosas suenan o si solo las percibimos por el hecho de cómo es nuestro sentido del oído es bastante antigua, y es aún más intrigante desde que sabemos, gracias a la ciencia, que otros animales son capaces de escuchar otras frecuencias. Sabemos lo que no suena, por ejemplo, el espacio exterior y aun así hace unos años trabajé en una exposición en la que una de las obras trataba exactamente sobre esto. Él artista había imaginado cómo sonaría el espacio si el sonido pudiera viajar a través de él (recordemos que en el espacio hay vibraciones, hay materia capaz de generar ruido, pero no hay un medio que transmita esas vibraciones, solo vacío) y este señor imaginó unos golpes potentes y graves muy de película de ciencia ficción. Imagino que todos más o menos llegaríamos a algo similar, pero lo recuerdo nítidamente porque fue un dolor de oídos durante semanas. No recuerdo de qué iba la exposición en su conjunto, ni el nombre del artista de esa obra, solo me viene ese sonido pesado.
Existe una curiosidad, y no solo en ese artista, de poner sonido a lo que no suena, algo que, reconozco, que reconozco que en mi calidad de sorda/oyente parcial se me escapa. Ya lo he comentado alguna vez por aquí, pero los vídeos en los que ponen audífonos a alguien por primera vez son bonitos porque no les veis salir a la calle. Ese es el momento del horror. El mundo suena demasiado cuando eres hipoacúsica, introvertida y en algún punto del espectro TEA. Pero entiendo la curiosidad. El mundo es sonoro, los sonidos pueden cambiar un ambiente y un estado mental en cuestión de segundos, así que lo entiendo. Y si hablamos de pintura, que es mi otra gran obsesión, es normal que le de vueltas a la cabeza. El vídeo de antes tiene una parte real y otra muy artificial, muy de imaginar o representar y no de amplificar.
Hay más en toda esta cuestión del sonido inventado, no se trata solo de una brocha y pintura, pues también se le han dado vueltas al sonido del color en sí mismo. Habréis escuchado hablar del ruido blanco y es posible que os pase u os haya pasado lo que a mí, que durante mucho tiempo creí que era solo un nombre. Hasta que en algún momento descubres que también existe el ruido marrón. El algoritmo me volvió a traer el tema con un artículo sobre los beneficios del ruido marrón frente al ruido blanco después de ver el vídeo del dispositivo midi. Volvemos a lo mismo, si todo tiene frecuencias y ondas, entonces el color también. Con la visión lo tenemos más claro, y entre algunas clases en primaria y el famoso prisma de Newton entendemos qué es lo que sucede.
Si cada color tiene su propia longitud de onda y sabemos esto en la forma en que lo percibimos, es «lógico» que cada color tenga su propio sonido, estando el marrón compuesto por sonidos más graves que el blanco. El ruido blanco, al igual que el color de verdad, contiene todas las frecuencias (todo los colores o todas las ondas), mientras que el ruido marrón contiene las frecuencias análogas paralelas a las longitudes de onda que dan lugar al color marrón y así sucede con el resto de ruido de colores. Se podría decir que ese ruido blanco que te pones para dormir está a medio camino entre el dispositivo del vídeo y el artista que imaginó el sonido del espacio. Hablamos de analogías e imaginaciones, frecuencias, sonidos, luz y dispositivos porque el color y la pintura no suenan, pero algo que sí suena es ese constante «¿y si...?» que nos lleva a la creación artística.
P.D: He simplificado mucho en las explicaciones de este post. Cualquier incoherencia se debe a no ser yo una divulgadora de ciencia sino una friki del color y el sonido. He aquí mis disculpas anticipadas.
Hay una charla TED muy divertida de una persona que tiene ceguera a los colores y ha diseñado un aparato para escucharlos https://www.ted.com/talks/neil_harbisson_i_listen_to_color