Un martes cualquiera (49): En la casa de los sueños
Sobre un libro que refleja historias ajenas
La última vez que un 24 de septiembre cayó en domingo fue en 2017. Sabéis, debido al texto de la semana pasada, que tengo buena memoria así que no corremos el riesgo de pensar que hago los cálculos pertinentes para averiguar qué día fue el de ese año. Lo recuerdo porque fue importante, un día de finales y de principios, de mudanza. Es, a la vez, un recuerdo borroso y vívido. Y creo que muchos que vivieran ese tipo de 24 de septiembre recordarían que fue domingo, no sólo yo. Hace unas horas, al menos desde que envío este email, que me desperté sin tener muy claro si era de madrugada o ya el momento de levantarse. Fue al mirar la hora que caí en la fecha y tuve, en mi duermevela, más o menos claro que debía cambiar el tema de la newsletter de hoy.
Me encantaría poder contar qué ocurrió aquel 24 de septiembre de 2017, pero lo cierto es que no puedo y, además, daría para un libro. Por suerte para vosotros, y para mi propia catarsis, ya hay quien lo escribió. Si hablamos de ese libro y hablamos de su autora hablamos de muchas otras historias, más de las que quizá crea la población general que existe. Porque por mucho que avance el mundo, hay cosas que sólo parece que comienzan a hacerse realidad en el momento en el que alguien, con gran valentía, las pone por escrito. Como reza una frase de Zora Neale Hurston citada antes del prólogo de esta obra: "Si mantienes tu dolor en silencio, te matarán y encima dirán que te gustó."
Carmen María Machado no da fechas, pero en algún momento a finales de su vida universitaria conoce a una chica rubia, educada, refinada, que se convierte, al principio, en la novia perfecta. Ambas se mudan a la casa de los sueños, que da nombre al libro, que su novia posee en Virginia. Pero las novias perfectas no existen, ni las parejas perfectas, ni las casas perfectas. Carmen relata a lo largo de 310 páginas, de la edición en español, una historia "habitual" de maltrato que no llamaría la atención de nadie si no fuera porque el abuso viene de una chica delgada de clase alta. Y no sólo escribe de un tema tabú, lo hace de una forma muy literaria, tocando todos los géneros posibles, sin seguir una estructura lineal ni cronológica.
Como todas las historias y todas las personas somos diferentes, hay partes del libro que me tocan y otras que me son ajenas. Habrá páginas que resultarán cercanas a quien se haya visto envuelta en una historia de violencia de género y otras que vayan, inevitablemente, de la mano de las situaciones de las minorías sexuales. Es difícil sacar alguna parte de contexto y mostrarla debido a la forma en qué está escrito, pero una de mis partes favoritas (y más dolorosas) es aquella en la que un breve capítulo da pie a un "elige tu propia aventura". Te sitúa en el posible comienzo de una discusión y te da opciones para tu respuesta, cada una de las cuales te lleva a una página diferente del libro. Tú, a pesar de conocer cómo funcionan estas cosas y de llevar medio libro leído, quieres confiar en que hay alguna respuesta "buena" y miras todas las opciones. El resultado es obvio y real, no existe, en esas situaciones, ninguna respuesta correcta para calmar a la bestia, porque en realidad no estás manteniendo una conversación entre iguales.
Carmen publicó este libro en 2019 que se tradujo y difundió en España por Anagrama en 2021 y que yo encontré solo unos meses después del lanzamiento. Tanto al comienzo como al final, Carmen habla sobre el silencio que rodea a este tipo de maltrato, a pesar de que los no heterosexuales conocemos su frecuencia. Publica al final, por si alguien se siente inclinado a la investigación, una relación de las escasas publicaciones que existen disponiblessobre el tema. Es cierto que su libro no generó un revuelo, no cambió el discurso público, y "sólo" resultó en unas cuantas entrevistas sobre este tipo de violencia y sobre el silencio en el momento de la promoción. Pero dudo que nadie que lo haya leído, sea superviviente de una situación similar o no, se haya sentido indiferente con él. Como no puedo más que recomendarlo y dejar que continúeis con vuestro 24 de septiembre, lo hago con este pequeño párrafo que cierra el prólogo e ilustra un sentimiento común.